viernes, 21 de agosto de 2009

Dionisio y Fauno.


Dos divinidades.
Vos con tu pedantería olímpica, yo con mis pezuñas embarradas de correr las historias que me vuelven lascivo.

Orígenes misteriosos, conductas que instan al descontrol, oráculos, artífices del terror y señores de la nueva creación.

Vos, deidad signada por un doble nacimiento. Yo, te habito en este, el que parece ser tu segundo parir, ¿hacia donde ira tu nueva vida?

Yo no soy otro de los que danzan en tus festividades, yo acompaño tu andar. Yo amé a las Ménades que se extendían como obradoras de tu encanto.
Son mis ojos quizás delatores de un sentimiento especial hacia tus pasos. Ninguno de ellos podrá ponerle nombre, porqué ni siquiera nosotros lo hemos encontrado. Quizás sea ese título el que mora en mi garganta y se atora en cada abrazo.

El pánico se apodera de todo aquel que escucha mi bramido profético, será por eso que mis verdades lastiman tímpanos y egos. Eso me gusta.
Rara vez escucharás mi aullido, solo si tu cielo merece mis rayos lo tendrás.

Te paseas, hermoso, perfecto y todos te miran y alaban. Desde mi piedra observo y me río, de vos, de ellos, de mí. Pocos pueden sentir lo que yo, porque yo te conozco imperfecto, endeble, errático y vulnerable.
Ahí, donde cualquiera debería estacar su presa desprotegida, entiendo que pase lo que pase, sea como sea, yo me voy a inmolar para cuidarte, no porque te ame, sino porque curarte me cura a mí. El amor más bello y egoísta de estas tierras.

Se me deshacen los sentidos al admirarte. Soy eco de tu fuerza y a cada paso soy mejor.
Pero claro, soy cabeza dura, y voy con mi cornamenta hacia utopias, verdades y locuras. Nada importa, yo voy. Y cuando el oseo cede ante los caprichos de la tempestiva voluntad, ese cuerno se quiebra.
Donde todos verian mutilación y pena, mi destino de ave Fénix hace nacer del apéndice quebrado el oculto “cuerno de la abundancia”. Me dicen que me lastimé, les digo que yo siempre salgo victorioso.

No creo en tus penas, son solo caprichos.
No creo en tus fracasos, solo son miedos a afrontar todo lo increíble que espera por coronarte.
No creo en que algún día pueda alejarme de vos…

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