martes, 27 de julio de 2010

Yo en el mundo.


Siempre me deprimió estar tan solo.

Cuando papá y mamá discutían me dejaban solo en el living.
Cuando mamá y/o papá me dejaban en la puerta del cole me quedaba solo. Adentro, más.
Cuando salía a jugar, tocaba timbres. Siesta, deberes, penitencia. Nadie.
Cuando me escondía jugando a la escondida, siempre elegía lugares finitos, acá no entran dos, siempre ganaba yo.

Adolecí sosteniendo mi postura de ser. Pocos al lado.
Los amigos duran lo que una temporada de la serie de moda,
Tienden a enojarse cuando uno cambia.
Uno tiende a sentirse mesiánico y cree que su propio cambio debe ser adoptado por los que lo frecuentan.
Nadie tolera la diversidad, la opinión ajena, y mucho menos, las verdades.
Mucho menos tolero yo. Ni a ellos. Ni a mí.
Recambio. Nueva temporada.
El único error constante. Yo.

El amor siempre fue una utopía.
Mi compañía era la no corpórea presencia del que no me correspondía.
Fue cuando yo mas acompañado me sentí.

Hubo estandartes fisiológicos con los cuales cumplir funciones biológicas,
saciar morbos y pasear en sociedad.
Etiqueta y todo. Símil felicidad. 100% sintético.

El orden de los factores nunca me alteró el producto.
Amigos + novio + fantasía = solo.
Familia + novio * despecho = abandono.
(hermano + romance) * viaje = nada.
Yo – todas las mentiras = esa verdad de mierda.

Y un día, vos.
La panza se va para arriba.
Me alejan del suelo tus ojos.
(lejos del suelo todo es feliz,
Entendí que la culpa nunca fue de mi inmadurez y caprichosa personalidad,
No, claro…
La culpa era del suelo)

Se callaron todos mis cuadernos de protesta,
Dejé las verdades hermanas para que otros las descubran
(yo estaba muy bien atendido)
Dejé de crear para criar telarañas entre oreja y oreja anclando en la nariz.
Tan feliz era eso de vivir en tus palabras…
Ahí, lejos de mí.

Era / Es.

Siempre hubo soledad.
En la familia que te arroja a un mundo para ser complaciente con ellos y dejarlos bien parados en sociedad, con la plusvalia suficiente para un geriatrico top.
En los amigos que demandan un modelo, un ejemplo, un valor que otros no tengan.
En los amantes que exigen altas perfomances y emociones nuevas, con bienes materiales que vayan del auto al depto de soltero.

Y en vos…

En vos nunca hubo soledad,
nos acostamos,
Me abrazaste,
Te dormiste en mis brazos,
Y cuando cerré los parpados,
De nuevo solo.

Siempre solo.

Siempre me alegro estar tan solo.

5 comentarios:

  1. Me gustó mucho el texto. Soledad, compañías... eterno dilema. Tantas compañías que son un rejunte de soledades y tantas soledades que nos hacen crecer como personas...
    Llega el punto en que sentís que, solo o acompañado, siempre sos artífice de tu destino y no dependés de los demás. Es decir, siempre estás solo. Pero mejor llevar nuestra soledad acompañados.

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  2. Pero que lindo Lucas!! Las soledades solitarias, que tema no? Ser egoista, pensar en uno, ocuparse de ciertas cosas llega a pesarnos en algún momento... pero mejor amigarnos con nosotros mismos que cuando queremos podemos masacrarnos de lo lindo y ser el peor enemigo!
    Solos venimos, solos nos vamos, pero tenés toda una vida para destruir y reconstruir. Tener tanto poder para arruinarse o superarse en la vida da miedo. Es dificil cargar con eso, algunos prefieren echar culpas y otros mueren con culpa de por vida por no poder reivindicar sus errores.

    Siempre tan brillantes tus posts. Me hacen hacer analisis productivos (quizá te haya mareado)

    Mi texto tiene algo similar... estas invitado cuando quieras.

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  3. "Dejé de crear para criar telarañas entre oreja y oreja anclando en la nariz."

    buenísimo, creo que también me he sentido así...

    =)

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